¿Puede el arte transportarse en una maleta? El curador esloveno Vasja Nagy-Hofbauer,
quien estuvo hace unos días en el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM,
dice que sí.
No solo eso. Nagy-hofbauer toma como bandera la posiblidad de transportar el arte a
cualquier sitio, como una crítica a lo que comúnmente ocurre en el arte: en decenas de
exhibiciones artísticas, curadores y artistas están en una posición distante respecto del
público.
Él busca lo contrario. En su visita al C3, el pasado 24 de enero, presentó la exhibición de
videoarte titulada Art in a Suitcase. Science, my muse, un conjunto de propuesta artísticas
visuales que buscan jugar con la percepción del público y en las que la ciencia fue la diosa inspiradora.
“La idea principal era poder presentar una exhibición de arte en cualquier lugar donde
estuviera y a cualquier persona; en una gran sala –como en esta ocasión–, hacer una
exhibición estática o, sentarme en la parada del camión o en una sala de espera y abrir la
maleta y mostrar una tras otra las obras de arte a quien estuviese interesado en conocerlo”,
dijo Nagy-Hofbauer quien es el curador y la mente maestra detrás de la idea de transportar
el arte en una maleta.
La exhibición también se enfoca en mostrar las íntimas formas en las que puede
relacionarse el arte con la ciencia. Y en ella participaron los artistas visuales Andrew
Mezvinsky, Eva Schlegel, Nikolaus Gansterer, Robert Bodnar, provenientes de Austria; así
como también Eva Petrič, Tilen Žbona, Uršula Berlot, procedentes de Eslovenia.
Siete artistas quienes, mediante su trabajo artístico, reflejan la relación entre arte y ciencia.
Sus propuestas plantean una relación simbiótica en la que, por un lado, la ciencia inspira la
creación y, por otro, el arte rompe con la rigidez de los lineamientos científicos ofreciendo
libertad para imaginar e interpretar la realidad.
Los trabajos que más destacaron fueron los de Eva Schlegel y el de Uršula Berlot. El
primero es el video de un viaje espacial en donde se observan distintos paisajes del
Universo. Para ello, Schlegel utilizó, en colaboración con Barbara Imhoff (arquitecta
espacial) y Damian Minovsky (arquitecto), el programa ruso para simular el Universo que
desarrolló Vladimir Romaniuk: 3D SpaceEngine.
Por su parte, Berlot presentó un video titulado “Suspension (Circle-Square)”, musicalizado
por el británico Robin Rimbaud, en el que se proyectan objetos materiales en un espacio
virtual y continuo, aparentando ser figuras ligeras en movimiento que flotan en la nada y que
no poseen una forma definida, libres de las limitaciones del tiempo, la masa y la gravedad.
“Science, my muse”" muestra un tipo de relación amorosa entre ciencia y arte. “Es bien
sabido que en el pasado la ciencia siempre influyó en el arte”, dice . Para él queda claro que
estos mundos tienen una relación tan antigua como la cultura misma, y que se remonta a la
época de las cavernas.
Sin embargo, el nexo entre esas dos actividades humanas se ha ido fragmentando con el
tiempo. “La cúspide de esta división data de la última mitad del siglo 20, debido al fomento
de la idea de que la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas eran el
conocimiento ideal para el progreso de la sociedad”.
Vasja Nagy-Hofbauer está convencido de que no tendrían que estar separadas. Su
simbiosis nos muestra que cuando el arte se une con la ciencia, podemos ver, sentir y
entender el mundo de formas distintas e inimaginables.
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